Preguntas y respuestas sobre la mutilación genital femenina

¿En qué consiste la mutilación genital femenina?

Según la OMS, se considera mutilación genital femenina (MGF) a “una amplia variedad de prácticas que suponen la extirpación total o parcial de los genitales externos o su alteración por motivos culturales u otras razones que no son de índole médica”.

¿A quién se realiza?

La edad a la que se realiza la MGF varía según los grupos étnicos y la localización geográfica. En algunas etnias se practica a bebés pero, con más frecuencia, se realiza a niñas entre los cinco y los catorce años, en general ligado a un rito ceremonial de paso a la edad adulta. Debido a que la MGF está prohibida y penada por la ley en muchos países, y a la sensibilización sobre sus complicaciones sanitarias, ahora se realiza a edades más tempranas con el fin de evitar tanto su detección, como el recuerdo que deja en la niña. La menor edad a la que se practica y el aumento de su medicalización, han relegado la importancia de los aspectos ceremoniales ligados a la misma.

¿Por qué se practica?

Hacerla como parte de un rito de paso a la edad adulta refuerza el sentimiento de las mujeres de pertenencia al grupo. La presión social para su práctica es tan intensa, que las mujeres se sienten amenazadas con el rechazo y el aislamiento si no siguen la tradición, ya que una mujer no mutilada no sería aceptada como esposa. Esto es importante pues el acceso de las mujeres a la tierra y a la seguridad se obtiene solo mediante el matrimonio al ser muchas sociedades que la practican patriarcales (los hombres detentan el poder) y patrilineales (la herencia –económica y de pertenencia a la familia– pasa de varón a varón, excluyendo a las mujeres). Algunos grupos étnicos tienen diversas creencias como las que consideran que la mujer no mutilada puede dañar e incluso matar al hombre durante las relaciones sexuales o al bebé en el parto.

Pero la razón aducida con mayor frecuencia es que se trata de una tradición muy antigua y arraigada en las comunidades sobre la que existe una fuerte convención social que hace que, aún cuando individualmente una mujer o una familia estén en contra de practicársela a sus hijas, es muy posible que continúen haciéndolo para protegerlas y salvaguardar su estatus en la comunidad ya que, el no realizarla, de forma individual, puede conducir a la mujer no mutilada a la marginación social y al aislamiento. Por este motivo es importante crear una fuerte presión social en su contra mediante la formación y sensibilización.

¿Tiene algo que ver con alguna religión, como la musulmana?

La MGF se asocia con frecuencia al Islam y, de hecho, algunas comunidades religiosas islámicas creen firmemente que su religión lo exige. El hecho de que la mutilación de tipo I sea conocida también como “sunna” (que significa “siguiendo la tradición del profeta”), es usado a menudo como evidencia de esta convicción. Sin embargo, la mutilación es practicada tanto por musulmanes como por cristianos y animistas, y no existe ningún pasaje en el Corán ni en la Biblia que la apoye.

¿Qué consecuencias tiene?

La MGF es una grave muestra de violencia contra las mujeres, un atentado contra sus derechos humanos y su salud y prueba de las graves desigualdades existentes y de la dominación que, en muchos lugares, ejercen los hombres sobre las mujeres.

La MGF entraña consecuencias físicas para ellas, en ocasiones tan graves, que pueden llevarlas a la muerte o a padecer secuelas permanentes. Las complicaciones que aparecen tras una mutilación genital pueden ocurrir inmediatamente, a medio o a largo plazo tras su realización, y conllevan problemas sexuales, sociales y psicológicos.

¿Qué se hace para erradicarla?

Organismos internacionales como la UNICEF y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), regionales, como la Unión Europea y la Unión Africana, locales y ONGs internacionales y locales trabajan conjuntamente para su erradicación. Pero, debido a su fuerte arraigo, es preciso aún mucho trabajo de formación y sensibilización con las comunidades sobre sus causas y sus consecuencias.

¿Qué se ha conseguido?

Para comenzar, se ha logrado que hablar sobre la mutilación genital femenina deje de ser un tema tabú, lo cual permite que las personas puedan opinar sobre ella. La información a los hombres, que se mantenían al margen por considerarlo “un asunto de mujeres”, está haciendo que muchos estén en contra de practicársela a sus hijas. También se ha observado que los y las jóvenes, así como las mujeres con  varios años de escolarización, suelen estar en contra de hacérselo a sus hijas, lo cual es un gran avance aunque, por desgracia, esto no ocurre en todos los países.

 ¿Saber más?  Mutilación genital femenina: más que un problema de salud

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