La salud de las madres en África subsahariana

Casilda Velasco Juez y África Caño Aguilar

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La salud de las mujeres africanas sigue constituyendo un gran problema y ha sido objeto de especial atención, durante estas últimas décadas, por las organizaciones sanitarias internacionales sin conseguir el objetivo principal, disminuir las tasas de mortalidad materna y neonatal y mejorar la salud de las madres y sus criaturas.

La salud es un derecho fundamental y, en el caso de las mujeres, debe abordarse conociendo los problemas específicos que las afectan y que precisan de una atención particular. Sin embargo, el derecho a la salud no existe para muchas mujeres en África Subsahariana. La gran desigualdad existente en estas regiones entre los sexos aumenta su exposición a ciertos riesgos y la vulnerabilidad frente a ellos, restringiendo su acceso a la asistencia sanitaria, a la educación y al empleo y limitándoles la capacidad de proteger su propia salud.

Durante los años reproductivos (entre los 15 y 49 años), la salud de las mujeres es trascendental no solo para ellas mismas, también tendrá repercusiones en la salud y el desarrollo de las familias y de las siguientes generaciones. Durante este periodo, muchos de los problemas de salud exclusivos de las niñas y las mujeres tendrán un gran impacto sobre su salud y supervivencia.

En África subsahariana se producen la mitad de todas las muertes maternas que ocurren en el mundo –289.000 mujeres murieron en 2013– por causas relacionadas con el embarazo, el parto y el periodo de postparto. Sin embargo, las estrategias necesarias para disminuir esta mortalidad materna son de reconocida eficacia y, además, no requieren muchos recursos:

  1. Consulta prenatal (CPN). Todas las mujeres deberían acudir, al menos, a cuatro CPN a lo largo del embarazo, realizadas por personal sanitario cualificado (matrona), que le proporciones una atención de calidad, identifique posibles riesgos y pueda derivar a la gestante hacia servicios sanitarios con personal y medios más especializados si fuera preciso. En 1990, el porcentaje de mujeres gestantes de África subsahariana que recibieron cuatro CPN o más fue del 48%; en 2013 solo había aumentado al 50%.
  2.  Atención al parto por personal sanitario cualificado (enfermera, matrona o médico). Esta medida ha demostrado ser una condición básica para disminuir la mortalidad materna. Solo el 52% en 2013 recibieron este tipo de asistencia en África subsahariana.
  3. Atención en el postparto. Los cuidados en este período son los más olvidados, a pesar de que en él se produce el 60% de la mortalidad materna. Las mujeres que no dan a luz con personal cualificado tienen pocos o ningún tipo de cuidado post parto. Pero dar a luz con personal cualificado o en un centro sanitario no garantiza los cuidados en este periodo.

La elevada mortalidad materna existente aún en África subsahariana –510 madres mueren hoy día por cada cien mil nacidos vivos, aún cuando varios países subsaharianos la han reducido a la mitad desde 1990– es consecuencia directa de la carencia de accesibilidad a estas tres intervenciones (CPN, asistencia al parto por personal cualificado y cuidados postparto). Según un estudio de la conocida revista médica The Lancet, las mujeres de esta región tienen casi 100 veces más posibilidades de morir por complicaciones derivadas del embarazo y el parto que aquellas que viven en un país rico.

La elevada mortalidad materna existente aún en África subsahariana es consecuencia directa de la carencia de accesibilidad a tres intervenciones: consulta prenatal, asistencia al parto por personal cualificado y cuidados postparto

Además de las mujeres que mueren, no podemos olvidarnos de todas aquellas que quedan con secuelas graves tras el parto, lo que condicionará su estado de salud de por vida y por tanto el de sus familias. Una de las lesiones más graves que pueden derivar de la deficiente asistencia al parto es la fístula obstétrica, que se produce cuando el parto se prolonga durante varios días (parto obstruido). Las mujeres con esta lesión y sus bebes sufren múltiples secuelas como son una lamentable incontinencia de heces y/o de orina, que puede dar lugar al rechazo de sus comunidades y familias, o el incremento de mortalidad infantil neonatal. En la actualidad, esta lesión ocurre principalmente entre mujeres adolescentes y niñas en situación de pobreza extrema, que dan a luz sin opción a una asistencia obstétrica cualificada. Además, las mujeres sometidas a mutilación genital femenina (MFG) –en África subsahariana esta práctica está muy extendida– tienen mayores probabilidades de sufrir esta cruel complicación por la alteración anatómica de sus genitales.

La fístula obstétrica es una de las lesiones más graves que pueden derivar de la deficiente asistencia al parto. Esta lesión se produce principalmente en mujeres y niñas en situación de pobreza extrema y puede ocasionar el rechazo de sus comunidades y familias

La fístula se puede prevenir casi por completo con la asistencia cualificada en el parto, por lo que su persistencia es un indicio de que los sistemas de salud en África no cubren las necesidades esenciales de la mujer.

Debemos tener también presente la contribución destructiva que tiene la práctica de la mutilación genital femenina en la salud de las madres africanas: las mujeres mutiladas tienen una probabilidad más elevada de complicaciones en el parto que las que no han sufrido esta práctica, siendo más alto el riesgo cuanto más grave y mayor sea la mutilación. Estimaciones de la OMS indican que la mutilación genital aumenta el riesgo de tener una muerte fetal o neonatal precoz. Podemos por tanto sumar los resultados obstétricos y perinatales adversos a la lista de efectos perjudiciales inmediatos y a largo plazo de las mutilaciones genitales

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Tras analizar las principales situaciones que afectan la salud de las madres en África, es fundamental reflexionar sobre el hecho de que, como ya dijimos antes, la mayoría de estas muertes maternas en África podrían prevenirse. Y, sobre todo, sobre el hecho de que las medidas a tomar para evitarlas –incluidas las estrategias e intervenciones exclusivamente sanitarias ya indicadas— algunas de las cuales enumeramos a continuación, son todas ellas de bajo coste:

  • Mejorar el acceso a los servicios de salud de calidad durante el embarazo, el parto y el post-parto
  • Establecer estrategias educativas, formativas y de sensibilización para evitar la MGF, los embarazos a edades tempranas y todas aquellas situaciones evitables que afecten de forma adversa a la salud de las madres.
  • Promover los derechos de las mujeres y la igualdad de género tanto en medio rural como urbano, haciendo partícipes en este objetivo a los niños y hombres de las comunidades.
  • Promover la formación del personal sanitario adecuándolo a los problemas de salud, incorporando la formación en género, en derechos, comunicación y la puesta en marcha de buenas prácticas.
  • Incentivar el compromiso y las iniciativas de los gobiernos africanos para promover la salud de las mujeres.
Casilda Velasco Juez es matrona y colaboradora habitual de medicusmundi
 África Caño Aguilar es ginecóloga y, actualmente, presidenta de medicusmundi Andalucía

Este artículo forma parte del Boletín extraordinario 40 aniversario

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