La pobreza, uno de los factores que más deterioran la salud

Una investigación publicada en la revista The Lancet, que analiza datos de 48 estudios del Reino Unido, Italia, Estados Unidos, Australia, Portugal, Suiza y Francia, que incluyen datos de más de 1,7 millones de personas adultas en total, destaca que la pobreza es un factor tan o más relevante para tener mala salud como pueden serlo la poca actividad física, la hipertensión o el tabaquismo.  

La pobreza es uno de los factores que mejor predicen la morbilidad y mortalidad precoz en el mundo

Según el estudio, la situación de pobreza es uno de los factores que mejor predicen la morbilidad y la mortalidad prematura en el mundo. Sin embargo, las estrategias globales de salud como el Plan de Salud 25×25 o el programa de seguimiento de la Carga Global de Enfermedades, excluyen de sus agendas la situación de bajo estatus socioeconómico como un factor determinante de salud. El Plan 25×25, por ejemplo, se centra en siete factores de riesgo principales, incluyendo la poca actividad física, el tabaquismo y la hipertensión arterial,  y establece 25 indicadores para reducir un 25% la mortalidad precoz debida a enfermedades no comunicables (cardiovasculares, respiratorias crónicas, cáncer, diabetes) para el año 2025 (25×25). Pero la pobreza no está incluida entre estos factores de riesgo. La falta de atención a la interrelación existente entre las circunstancias sociales y la salud es también evidente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): aunque en ellos se aborda la salud, la pobreza y la educación, en ningún caso se menciona la interrelación entre estos factores ni se marca como objetivo la reducción de las iniquidades en salud.

Las medidas de prevención global están centradas en los factores de riesgo más próximos, sin tener en cuenta intervenciones como mejora de la educación o creación de entornos sanos en los hogares, escuela y trabajo

Las circunstancias socioeconómicas se pueden modificar con políticas locales, nacionales e internacionales, mediante intervenciones como promoción del desarrollo en la primera infancia, reducción de la pobreza, acceso a educación de calidad, promulgación de leyes de escolarización obligatoria así como creación de entornos sanos en los hogares, la escuela y el trabajo.

En la última década, los factores socioeconómicos se insinuaron en las agencias internacionales y en los informes mundiales, como evidenció el informe de la Comisión de los Determinantes Sociales en Salud de la OMS en 2008, y la Declaración Política de Río sobre los Determinantes Sociales de Salud. Aunque estos informes han aumentado la conciencia sobre la importancia de las desigualdades socioeconómicas en la salud, las estrategias de prevención global parecen aún estar centradas en el tratamiento de los factores de riesgo más cercanos. Estas aproximaciones fallan en el momento de dirigir fuertes soluciones estructurales como inversiones en programas de educación preescolar (permitiendo a los padres trabajar mientras sus hijos son cuidados) y programas de incentivación al trabajo (esto es: sobre el impuesto sobre la renta) que pueden ser muy coste-efectivas para reducir las desigualdades en salud.

Tener bajo nivel socioeconómico “significa ser incapaz de determinar el propio destino, privado de recursos materiales y con oportunidades limitadas, que determinan tanto el estilo de vida como las posibilidades vitales”                                           

 Martín Tobías

Según Martín Tobías, epidemiólogo del Ministerio de Sanidad de Nueva Zelanda, “El mensaje de los autores está claro: la situación socioeconómica merece ser incluida en los factores establecidos en el Plan 25×25. La fuerza de la evidencia del efecto del rango social sobre la mortalidad, como ejemplifica el estudio de Stringhini y sus colegas, es ahora imposible de ignorar”

Según este epidemiólogo, tener bajo nivel socioeconómico “significa ser incapaz de determinar el propio destino, privado de recursos materiales y con oportunidades limitadas, que determinan tanto el estilo de vida como las posibilidades vitales”, agregó Martin Tobias.

«El bajo estatus socioeconómico parece matar a la gente al mismo ritmo que los poderosos factores de riesgo como el consumo de tabaco, la obesidad y la hipertensión”

Silvia Stringhini, Hospital Universitario de Lausana (Suiza) y principal autora del estudio

 

Mas información:
http://dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(16)32380-7
http://dx.doi.org/10.1016/ S0140-6736(17)30191-5
http://elpais.com/elpais/2017/01/31/ciencia/1485861765_197759.html
http://www.jano.es/noticia-la-pobreza-acorta-vida-mas-27282

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