Prevención de la mutilación genital femenina y detección y tratamiento de sus secuelas, especialmente la fístula obstétrica

¿Qué hacemos?

 

Formación de agentes de salud para que detecten a las mujeres con secuelas de la escisión, especialmente aquellas con fístula vaginal o en riesgo de padecerla.

 Prevención de la mutilación genital femenina con actividades dirigidas a la población general, hombres y mujeres

 Tratamiento reparador de la fístula vaginal y de las secuelas de la escisión

 

 

 ¿Qué es una fístula obstétrica?

Consiste en la aparición de una comunicación entre la vagina y el recto o entre la vagina y la uretra.  Las mujeres que padecen estas fístulas no sólo han perdido (en la mayoría de sus casos) a sus bebés, sino que pierden continuamente orina y/o heces, lo que causa un olor desagradable. Por esta razón, se sienten avergonzadas o deshonradas y sufren con frecuencia el abandono por parte de sus esposos, el rechazo de sus familias y amigos y la pérdida de sus actividades diarias, con lo cual terminan viviendo en la indigencia.

Las fistulas recto-vaginales o vesico-vaginales se dan con mayor frecuencia en las mujeres con secuelas de la escisión. Aparecen como consecuencia de un parto prolongado u obstruido y podrían evitarse en un medio hospitalario con personal capacitado, por lo que es fundamental la identificación de las mujeres de riesgo durante la consulta prenatal.

El parto obstruido afecta a 5% de los nacidos vivos y representa 8% de las defunciones maternas. Es una de las cuatro causas principales de mortalidad y mortalidad maternas.

En el mundo en desarrollo se estima que entre 2 y 3,5 millones de mujeres viven con una fístula obstétrica y que cada año se agregan entre 50.000 y 100.000 nuevos casos. La fístula obstétrica, que casi se ha eliminado en el mundo desarrollado, sigue afectando a los más pobres entre los pobres: las mujeres y las adolescentes residentes en algunas regiones del mundo remotas, donde más escasean los recursos.

Los síntomas de la fístula obstétrica suelen ponerse de manifiesto a principios del período de posparto. Por otra parte, a menudo aparecen otros síntomas igualmente graves, entre ellos: traumas psicológicos, deterioro de la salud, agravación de la pobreza y estigma social por parte de la familia y los amigos. La fístula obstétrica se puede prevenir y, en la mayoría de los casos, tratar. La cirugía reconstructiva, practicada por un/una especialista en cirugía experto y debidamente capacitado, puede reparar la lesión, con tasas de éxito del orden de 90 por ciento para los casos poco complicados. El costo medio del tratamiento de la fístula —incluidos la operación quirúrgica, la atención postoperatoria y el apoyo para rehabilitación— es de 300 dólares por cada paciente

¿Quieres saber más? Pincha aquí

Vimos subir a una niña no mayor de doce años, frágil, descalza y con las piernas rígidas. Prematuramente encorvada como una anciana, se apoyaba en un padre gigantesco […] Avanzaban como caracoles, mientras otros visitantes aceleraban el paso al acercarse a ellos, como si padre e hija generaran un campo de activación. Cuando llegaron a nuestra altura comprendí por qué: percibimos un olor indescriptible a podredumbre y putrefacción […] ella era inocente de aquel hedor horrible e insoportable que desprendía. Era de ella, pero no suyo. Peor que el olor era su expresión, que traslucía que ella se daba cuenta de la repugnancia y el asco que inspiraba.
Abraham Verghese. Hijos del ancho mundo. Traducción de José Manuel Álvarez Flores. Ed. Salamandra, 2010.

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Por favor, rellena los campos obligatorios (*)